Etiquetas
Pensó que la muerte del hombre que tenía frente a él era un poco su propia muerte e imaginó que eso es lo que le ocurriría algún día.
No sabía con certeza cuántas muertes por él provocadas se despeñaban a sus espaldas ya que cuando se empieza resulta imposible detenerse, es como una borrachera, se pierde la cuenta del alcohol que se ha ingerido; y del mismo modo que un forense se quita los guantes de látex después de escrutar un cadáver, con esa misma naturalidad, o frialdad, o carencia de sentimiento o culpa, abandonaba siempre sus encuentros fugaces con la muerte de otros.
Pero aquel otro hombre sólo moría en sus sueños.